Viajar sola a los 50

 No tenía muchas ganas de hacer este viaje, pero no quería perder los pasajes. Hablé con una compañera de viajes la noche anterior, me dió algunas recomendaciones y decidí ir a Ubatuba unos días y otros a Sao Sebastián y la isla Ilhabela. El vuelo era desde Foz-Sao Paulo. En el aeropuerto de Sao Paulo me costó encontrar el despacho de equipajes, el lugar donde comprar los boletos de bus, entender a la señora que vendía, y el lugar de salida de los buses. Cultivar la paciencia. Había un bus a Caraguatatuba. Era como que estaba desahuciada... "y bueeno.. a algún lugar llegaré". Pasé la noche en un hotel en Caraguatatuba, sin mucha elección porque eran las 22hs.  Al día siguiente recorrí algunas playas y empecé a charlar con la gente. No entiendo el portugués, pero las personas son muy amables y se esfuerzan por hacerse entender.     Playas de Caraguatatuba.      Por la tarde tomé un cole a Ubatuba. Mucho calor. Fui a un hostel con la intención de pasar esa noche y buscar otro a

Este viaje a Tucumán fue difícil de organizar, no me decidía hacia dónde ir, hasta que llegué a un contacto de turismo rural comunitario, y me gustó la propuesta. Salir de Misiones fue de valientes. 40°C con botas de trekking. Me encontré con Lore, una diseñadora de modas, con quien compartimos largas esperas de colectivos, una gaseosa en la sombra de algunos árboles en una plazoleta de Jardín. Charlas. Aceptar el calor, el cansancio. Ella, una valiente, que podría estar quejándose desde un sillón de su casa, pero apuesta a arriesgarse y conocer otros mundos.  Llegué a Amaicha del Valle, el día 2, a las 18hs.  Me encontré con una chica del Sur que se quedaba por dos días. Salimos a caminar por el pueblo. Entramos en una casa antigua donde había una exposición de fotos de las familias pioneras de Amaicha. Y en un bar comimos locro mientras un grupo de folklore tocaba unas canciones y bailaban  malambo. Tomás me llamó y se dió cuenta que estaba emocionada.  https://casadecampoamancay.neg