Unquillo y P.N. Quebrada del Condorito. Córdoba. Diciembre 2022.




Este pasaje lo había comprado en nov/21 para viajar en julio/22. Cancelado por refacciones en el aeropuerto, y pospuesto para el finde largo de diciembre, porque si no, ya lo perdía...ja.

Córdoba me recibió con una temperatura cercana a los 40°C. También me esperaba en el aeropuerto C, para ir hasta Unquillo, a Casa Cántaro. Una casa de principios de siglo XX adquirida hace pocos años por una pareja de cordobeses. Cómo llegué hasta ahi? Me habían pasado un tel, me comuniqué y reservé sin averiguar mucho. Casa Cántaro está a orillas del río Cábana, y al pie del cerro Mogote, no lo podía creer.


Armé la carpa y G me llevó a recorrer la casa contándome historias, proyectos, anécdotas, sueños. A veces tenía que tocar, oler, probar. Estaba fascinada.


A la tarde fui caminando hasta Unquillo y esperé un cole para ir a Rio Ceballos. Subí al InterCórdoba, que me dejó al pie del dique La Quebrada. "Bueno señora...se terminó el paseo.." 😂

http://www.intercordoba.com.ar/index.php# 
InterCórdoba recorre localidades de las Sierras Chicas.


Unquillo es una de esas localidades, está a 25 km de la ciudad de Córdoba, en un cordón serrano paralelo al Valle de Punilla. 

El dique "La Quebrada" se ubica dentro de la Reserva Hídrica natural "Parque  la Quebrada", fue creado entre 1974 y 1976 para abastecer de agua a la localidad de Río Ceballos.

 En el dique había personas nadando, haciendo kayak, o refrescándose en las orillas, como para calmar la térmica de 41°C. Unas ganas de nadar..! Me conformé con meter los pies.


De fondo: el Mogote. Ya no se puede subir porque es propiedad privada, pero que ganas..

 

En cada rincón hay detalles que expresan el amor, la dedicación  y la pasión que ponen G y C en Casa Cántaro. Mandalas, duendes que cuelgan de los árboles, carteles, objetos de decoración. Arte en los árboles, en las rocas, en el suelo, en las macetas, en los platos de comida.. pero sobre todo, la energía, la armonía y la paz que se siente.


El viernes salí temprano hacia un punto de encuentro para hacer el sendero de Los Quebrachitos. 
Del grupo inicial de 20 personas que estaban en el grupo de whatsapp (que armé yo, - previo contactos foro de trekking- y que me costó más que subir al Uritorco), solo una chica decidió ir, y  sumó a un amigo. 
Personas con las que compartí no solo senderos. Experiencias, historias, puntos de vistas -algunos coincidentes, y otros no-, y otra vez, esa sensación de ser libres, auténticos, sin necesidad de querer demostrar nada, sin necesidad de forzar nada, uniéndonos por el amor y el respeto por la naturaleza y por  las ganas de caminar.

En el camino comí los mburucuyá que no habían sido vistos aun por los pajaritos. Lindos recuerdos de infancia. Cuando ando en el monte, pruebo todo lo que reconozco que es comestible, o mastico hojas. 





La caminata a la cascada  Los quebrachitos es muy linda,  de dificultad baja para personas con cierto entrenamiento. Paisajes de sierras bellísimos, lo triste era el caudal del río. Hacia mucho calor. Comimos al pie de la cascada y regresamos. 


A la tarde quedé sola en la casa. De vez en cuando escuchaba por radio el partido de Argentina-Países Bajos. Hacia tanto calor.. pensaba que Casa Cántaro podría haber sido un mal recuerdo. Acepté el momento, y hasta lo guardé como aquellos que voy a atesorar en el corazón, el calor agobiante, acostada en la hamaca paraguaya, observando a Gala que descubre el mundo y a Piti que la mira, y me mira, con sus ojos expresivos.

A la noche hubo tormenta y lluvia. Apenas me desperté. Paz. 

Al día siguiente desayunamos los tres en la casa. Y mirando las sierras por la ventana, empecé a sentir nostalgia.

Fueron tan amables, amorosos, atentos, como si nos conociéramos de la vida. Gracias infinitas G y C! 

C me acercó hasta la Capilla Buffo. 

La Capilla Buffo es obra de Guido Buffo, un italiano de múltiples oficios y profesiones, un autodidacta, que se enamoró de una escritora cordobesa con quien tuvo una hija. Una historia trágica para las dos mujeres. Y él, por amor a ellas, se recluye en las sierras de Unquillo y en su honor, construye esta capilla de estilo único. No había querido leer mucho sobre la historia, para poder sorprenderme. Salí con la sensación de nostalgia acrecentada.

https://www.cordobaturismo.gov.ar/experiencia/capilla-de-buffo-un-homenaje-al-amor-en-unquillo/
 Tel. 03543-483438 / +54 03543 15610255 para acordar visitas guiadas al Museo y a la Capilla.
 


G me llevó a Unquillo, hicimos unas compras, nos despedimos en la terminal, y volví a Córdoba.

A las 15hs nos encontrábamos para hacer un trekking grupal por el PN Quebrada del Condorito.
Este Parque se encuentra en el centro de las Sierras Grandes, a 50 km de Villa Carlos Paz, en el camino de las Altas Cumbres, hacia Mina Clavero. Fue creado en 1996, es un lugar de diversidad única en el país, con muchas especies endémicas. En la quebrada del río Condorito, con paredes de 300 mts de altura, se puede ver planear los cóndores andinos. 
Días pasados se había inaugurado el acceso asfaltado al Centro de visitantes.
Hay lugares de acampe, sin servicios. Que tentación.



 

Llegamos al Balcón Norte. Fue una linda experiencia, ver el atardecer, las estrellas, los tabaquillos, la noche cerrada, caminar con linterna frontal, y luego ver la salida de la luna. El grupo, muy lindo. 


Vimos planear algunos cóndores, pero a lo lejos. 


Ciudad de Córdoba desde Achala. Bueno.. no entendí bien si estaba en Achala, o si Achala se extiende desde los Gigantes hasta el Champaquí.. más al oeste de donde estaba. 

 
Volví con nostalgia, un poco triste.  Tanto poder habrá tenido Buffo? 

Las ramitas de cedrón que me dio G no me alcanzan para las infusiones que necesito, esas que apapachan el alma y calman la tristeza.

Ser paciente. Ya hay que armar otra mochila que tomará otros aires.

Cuando regresaba a casa ese domingo pensaba "qué ganas de estar tomando mate, poner música y limpiar la casa".. A veces los viajes también me cansan. Pero es lo que elijo, a veces sufrir el calor, resignar comodidades, para  aprender a hacer conscientes los momentos vividos y guardarlos como gratos recuerdos. Valorar un licuado de durazno- o las manos amorosas que lo preparan y alcanzan-, el amor de los animales -que no me conocen pero me aceptan y acompañan-, las voces que cuentan historias con la emoción que contagia y transporta, las cosas que la Tierra me da -las que puedo tocar y las que no-. 
Los viajes son mucho más que paisajes que se plasman en la retina.






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