Los Gigantes, Córdoba. Quebrada de la Retamilla. Abril 2022.




 Empiezo a escribir hoy, 8 de marzo, un álbum sin título, una página en blanco que no sé como la escribiré. (Había puesto "cómo se escribirá", y me di cuenta que soy la responsable de lo que quiero escribir en mi vida).

Dicen que los viajes se viven tres veces: cuando se planean, cuando se realizan y cuando se recuerdan. Y yo lo siento así, y disfruto a pleno cada uno de esos momentos.

Este será un viaje especial, porque iremos a hacer un trekking grupal, y acamparemos 1 noche, en algún lugar de las Sierras.. grandes.. chicas.. arroyos o monte de tabaquillos de Córdoba, no lo sé aún.

Los primeros acampes fueron con mi viejo, cuando tenía 6 años, para ir a mirar alguna carrera de Fórmula Entrerriana, en el Salvia. -Ahora saben de dónde viene mi pasión por los autos y por el monte-. Infancia de días de verano a orillas del Caraballo, algún camping adolescente, y mucho tiempo después vendría la primer carpa, ya cuando tenía dos hijos, y como no teníamos auto, nos íbamos en remis! 

... Pasaron 10 días. Pasé horas leyendo páginas de internet, preguntando, buscando recomendaciones. 

Cuando le pasé a mi amigo una lista de lo que llevaría en la mochila para que la revise, hizo algunas aclaraciones y dice "poné todo en la mochila y pesá"😶. Tenía que comprar "todo" para dos días de trekking. 

Estos días estoy caminado dos horas reloj- 10km más o menos-, un poco al sol, como pa´ empezar a sufrir. Ya se definió que iremos a Ascochinga.  Van 4 o 5 muchachos/hombres, y yo. 

Y? qué? Creo que la sociedad va cambiando- o la sociedad que me rodea- , porque al menos a dos personas a las que les he contado, no reaccionaron como esperaba y dijeron que peor era ir a Bolivia sola...ja.

...Pasaron otros días. Llegaron la mayoría de las cosas que compré por internet. Armé la carpa en el patio y dormí dos noches ahi. La primer noche llovió, morí de terror. Busco controlar las variables que pueda, (como el miedo, y el hornillo de alcohol). Puse la bolsa de dormir en la mochila (una que había comprado usada), y me quedan 10cm3 para acomodar el resto del equipaje. 

------Hace cuatro días terminó el trekking y sigo sintiendo el aroma a hierbas cordobesas, viendo cielos celestes y riéndome de  los chistes del grupo de compañeros. Tenía miedo que me pasara como con los lobos marinos, que de tantas sensaciones nuevas juntas, no pudiera disfrutar. 

El sábado por la mañana me encontré con el organizador al que llamaré H. Llegué tarde o sobre la hora, ya para esa altura sentía unos nervios y una gastritis galopante. Más tarde nos encontramos con el resto de los integrantes del grupo, y todavía me sentía un poco.. incómoda. 

No fue Ascochinga, fue Los Gigantes, un macizo cordobés del extremo norte de las Sierras grandes de 300-350 millones de años, de rocas graníticas. Mica cuarzo y feldespato, otra vez aprendiendo en el terreno, me deslumbró.




Rocas, valles, nacientes de ríos, hierbas con aromas que se impregnan en la ropa y  en el cerebro. Ya me alegraba estar ahí.

 

Todos cargábamos una mochila con cosas para dos días de trekking. Cada 100 metros yo me decía "que hermoso día.. que hermoso todo".

Los Molles y la puerta de entrada a la Quebrada de la Retamilla. ¿No hablan solas esas fotos?


                                                

Cascada en la Quebrada de la Retamilla, escondida, solitaria, transparente, bellísima.



Atardecer en la Quebrada de la Retamilla. Los muchachos acamparon de un lado de un  arroyo y yo del otro lado. Ahora lo pienso, quise establecer inconscientemente una barrera geográfica?

Yo no conviviría en una carpa con una persona como yo. Así que tendré que ir aprendiendo a organizarme para poder convivir conmigo misma, porque pienso que este puede ser el inicio de otro camino en mi vida.´

La noche fue dura. Sentí mucho frío y terminé envuelta en las bolsas de plástico por encima de la ropa térmica. Me despertaba por el ruido de las vacas, u otros bichos, los ronquidos a 100 mts, el viento, el miedo..puff.. Fue parte de la experiencia. Pero esa noche, antes de acostarme, había visto los cielos y las estrellas más lindos de mi vida.




Cuando volví del trekking y empecé a contar la experiencia, una de las cosas que más me sorprendió y valoré, fue el trato de los muchachos. Me sentí parte del grupo, como si hubiésemos sido compañeros de años, excepto que por ahí sentí que H nos c..a p.. "a este ritmo no vamos a llegar..", "yo te dije...", "por razones obvias no vamos a ir a ..tal lado.." Después ya nos reíamos.. H subía, bajaba, iba y volvía y nosotros, en cada parada éramos un solo lamento, y hurgando en la mochila qué comer..😂😂. 
No suelo "retocar" los escritos, trato de que sea lo más auténtico posible, lo que me salió, me salió. Pero esta vez..-unos días después- aclaro algo. H fue muy generoso al invitarnos a hacer ese recorrido, a despejar dudas y enseñar, a  esperarnos, tenernos paciencia, sostener un alambrado o enseñar a usar un bastón de treeking. Tal vez lo "pinté" como tipo enojoso y poco paciente, no lo es. Estuvo pendiente de cada uno de sus amigos durante dos días. (Siempre agradecida con vos. )


Es la única foto que tengo de mí. (en realidad tengo una más, pero da pena 😁) 
No puedo creer lo que hice. Fueron 34 km, con una mochila de 10kg más o menos, que me cortaba los deltoides. Sufría en las subidas, el ritmo respiratorio me subía 150, y un poco más el cardíaco. A la tardecita, se ve que los muchachos hablaron, y viendo las alternativas de caminos para el regreso, les faltó decir en voz alta ¿"qué hacemos con la nona?"😂 Así que me propuse no pasar verguenza (tanta), o dar lástima (más).


Camino de regreso. Bosque de tabaquillos. Me emocioné al ver el primero. Quise sacarle unas hojas y pedí permiso. Después me di cuenta, no debí haberlo hecho. Podemos frotar las hojas para sentir el aroma, no es necesario arrancar. Me alegró saber que se los está protegiendo y que vuelven a tupir las laderas serranas. 
Me alegró también no ver ni un solo papel en todo el recorrido, solo unos vidrios y restos de un fogón,  me enojaron un poco. Todo lo que se sube a la montaña, se baja, hasta el papel higiénico que se usa. Hace un tiempo se sostenía que las cáscaras de fruta, o la yerba por ejemplo, podían tirarse porque era "orgánico", pues no. Es orgánico, pero puede alterar el funcionamiento del ecosistema, así que, de última, se entierran. No tiene que quedar un solo rastro de que pasamos por un lugar, solo nuestras pisadas.


El Monolito, otro de los hitos de nuestro recorrido. 
Aprendiendo un poco del funcionamiento del reloj de sol. Hay tanto mundo.. tanto por aprender..




La Cuesta del Perro... al fin!! Me caí una sola vez. Ya sentía que mis piernas estaban en automático, pero ya no estaba cansada. Qué loco. Paisajes impactantes. Por ahí cerca estaba el Cerro Mogotes (2.374mts.), el más alto del macizo de Los Gigantes, al que no pudimos llegar por razones obvias😄


Llegando a Casas Nuevas, finalizando el recorrido.  Uno de los atardeceres que llevaré en el alma.  
En los últimos kilómetros creo que nadie estaba cansado. Estábamos felices. Entre chistes, algunos pensaban en las empanadas y otros en la cerveza que se iban a tomar al llegar. 
Yo daba gracias a H por haberme invitado y al grupo por haberme incluido. No hubiese podido hacerlo sin ellos. 
Agradezco haber ido, por tanta enseñanza y tanto aprendizaje, por afrontar miedos y atreverme, por confiar en personas que no conozco. Por creer, en otros, en la vida y en mi. 




 





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