Tafí del Valle. Tucumán. Junio de 2022.

Este no será un blog donde aflora la alegría y la felicidad por las experiencias vividas, donde me sorprendo y despierta la niña. 
Cuento sobre algunos caminos, no solo de Tucumán,  sino hacia mis sentimientos y emociones.

Dicen que caminar aclara los pensamientos, y este viaje a Tucumán -que había comprado hace casi un año-  me venía al pelo. Elegí  ir a Tafí del Valle, donde hay mucho para caminar. 



 El primer día fui al cerro La Cruz, y un poco más allá. 


Vista de Tafí del Valle desde el cerro La Cruz.




Camino hacia El Pelao. A esa altura, Muñoz, apacheta, Colalao, cañaveral, Amaichá,  Negrito, vegas de altura (que todavía no sabía lo que era y descubriría al día siguiente), eran palabras, símbolos o imágenes que desataban lágrimas de tristeza.


El sendero más largo que pensaba hacer era al albergue de La Ciénaga. Había preguntado en distintos grupos de trekking si alguien iba, y nadie respondió. No sé si fue inconciencia, o desafiar mis límites, o comprobar mis fuerzas, o necesidad de caminar por ahí,  o una mezcla de todo. 
Había reservado por teléfono, un lugar en el albergue para el domingo 20, y me preparé con mapas impresos, brújula, aplicaciones, bolsa de compresión, elementos de seguridad e higiene, muda de ropa, abrigo, comida, todo lo que creí necesario para una caminata de 13 km, de 5 horas-que serían  más-, con un desnivel positivo de 750 mts., sola y a 2.500-2700 mts de altitud. Orgullosa de mi mochila minimalista.


Camino al inicio del sendero, ni un alma.

Salí el domingo a las 8 am del alojamiento. Caminé un poco más de 1 hora para llegar al inicio del sendero. Y empecé a subir. Había tantos trillos, que erré el camino algunas veces, y cada vez que paraba, me ponía los lentes y miraba la aplicación, faltaban 3.45hs. Casi desisto, y me alegré de haber cargado 2 lts de agua. Cuando subí la cuesta empinada, me encontré con una pareja que volvía del albergue, me dijeron que a partir de ahí la pendiente era menos pronunciada y que después ya era casi llano. Eso me alentó a seguir.
(Un GPS y unos lentes de contacto sería una gran inversión)


A poco de iniciar el sendero ( o 2hs -pero era poco- y cuando aún estaba perdida en los trillos ) encuentro este monolito, sería un reloj de sol?.. para sumar a las apachetas..😓 Me senté a tomar mate. 




Grandes amplitudes térmicas, en la primer foto ya me había sacado la campera, para la segunda, ya me había sacado la calza térmica y un par de medias.

Hacia las 14 hs, y faltando 5 km, estaba un poco más relajada, y cansada, pero segura de que llegaría a destino. Cada 100 metros largaba la mochila y los bastones y me sentaba, y solo la Pachamama fue testigo... Al fin y al cabo, el camino era para eso, para aclarar ideas y terminar de llorar todo lo que me faltaba. ¿Qué tanto se puede llorar? Varias veces la recordé a Tita, de Como agua para chocolate.






                       

Al fondo la Ex-escuela, hoy albergue de Alta Montaña, un descanso luego de haber recorrido la primer etapa del sendero largo: Tafí del Valle- Yerba Buena, para ser completado en 5-6 etapas.


Llegué al albergue y no había nadie. Fui a la casa de la señora encargada, dato que saqué leyendo en los Grupos y Foros. 
Me dió las llaves y volví. Tomé mate, saqué fotos, junté leña, me bañé y prendí fuego en el hogar. A las 18hs cené mi comida liofilizada y leí un poco. Salí un par de veces a mirar las estrellas, bellísimas!, pero hacía mucho frío y tenía miedo. Trabé las puertas con bancos, ya que no había forma de cerrar con llave desde el interior. Me acosté en mi bolsa de dormir, con el gas pimienta y el cuchillo debajo de la bolsa. Medio vergonzoso, pero ya había ocupado mi cuota de valentía llegando sola hasta ahí. Pude dormir bien. 





                                                
 
                                                         Era el día de la Bandera.


A las 9hs emprendí el regreso,  un frío de pelarse.. pero hermoso recorrido, parecían otros paisajes. Sola con mis pensamientos y emociones, que no apaciguaban.

                       

                        

La Ciénaga, emplazada en las Cumbres Calchaquíes del oeste tucumano. Allí habitaron pueblos de la Cultura Tafí entre los años 300aC y el 800 de la era cristiana. Hay alta densidad de vestigios arqueológicos, como construcciones circulares, una modalidad de asentamiento familiar. 
(un poco de contenido a mi blog)




Ya descendiendo, al fondo el dique La Angostura y la ciudad de Tafí del Valle. Habré caminado más de 30 km en esos dos días.


Esa tarde recorrí Tafí y volví a tomar mate a un río serrano, El Churqui.

Para el día siguiente, una opción era ir a las Ruinas de Quilmes en excursión, o subir otro cerro. Opté por la segunda, ya que ir en excursión podría hacerlo más adelante, en cambio subir el Matadero.. cuándo si no... (creo que en unos meses..😁)
Fui en taxi hasta el inicio del sendero, quería subir otros cerros a la tarde.
Manta térmica y linterna a las 9 am? Si, porque no sabes que puede pasar si vas a la montaña.

Había mirado muchos mapas, tracks en Wikiloc, fotos, era como que el Matadero estaba ahicito no más, y así me lo señaló el taxista.  Me confié. Terminé subiendo- y escalando en parte- un cerro que no era. Pensé que ese era el Matadero, y que allá arriba iba a encontrar la senda correcta para bajar. Miro la aplicación, y el Matadero estaba enfrente. Me asusté, cómo mierrr bajaba ahora?? Mandé un mensaje -podrían encontrar flores no más en unos años-, hice alguna promesa, me encomendé a la Madre, y bajé extremando cuidados. Gracias Columbia! (perdón viejas amigas!) Intenté subir al Matadero, pero sentí que ya era suficiente, estaban entrando las nubes.




Foto sacada desde el cerro equivocado, al frente el Matadero, allá abajo, el camino correcto.


De regreso, encontré la gruta de la Virgen, que no había visto a la ida.


Mejor de espalda ..y de lentes..




Vistas de regreso a Tafí...al fondo el Ñuñorco, y hacia la derecha, el Muñoz.


Esa tarde se nubló por completo, lloviznó e hizo mucho frío. Caminé por las calles, mucho, durante horas, pero no hubo cerros.



Al día siguiente, a las 6am, camino a la terminal, pensé en que nevaría. Solo vi las imágenes de Tafí del Valle con la primer nevada del año, por fotos. 


Regresé de Tucumán, agotada físicamente, agotada mental, emocional y anímicamente. 

"Antes que el amor, el dinero y la reputación, denme la verdad". 
De qué sirve el amor- cualquiera sea el tipo- si no hay responsabilidad afectiva. Dinero, si, el suficiente para cubrir las NB y algún vuelo barato. Y de qué sirven 140 likes si falta uno.


Si, quiero la verdad, siempre. La verdad, ¿ cuál verdad? ¿la tuya? ¿la mía?
¿Cuál es el límite entre pedir- suplicar, necesitar-merecer, la verdad?
Cuántos desplantes serían los necesariamente sanos para tener al amigo ajeno a toda hipocresía?

Hay tanta frase dando vueltas, haciendo alusión a ser fuerte, agradecida, optimista, empoderada, feliz, valiente, vivir el presente, que cuando te agarra un vendaval, quedas.. ahi.. medio tirada, sintiéndote mal por no ser alegre, feliz, optimista, valiente, fuerte. Buscando explicaciones.

Hay tantos matices, tantos límites difusos que a veces no comprendo. Y a los 50, -y pico-  también me pierdo, me desoriento, y una brújula no alcanza. 
Por suerte hay tiempos, y habrá más caminos, y este viaje a Tucumán, y a mis emociones profundas, será una anécdota.

Algo positivo del viaje: me olvidé la remera morada en el hostel en Iguazú. No habrá más fotos de saltos con la morada 😀. 





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